viernes, 16 de octubre de 2015

Spinoza y el panteísmo ( Carlos Brandt 1875 – 1964 )

LA CIENCIA
 
Los descubrimientos que se han venido haciendo después de Spinoza, no han hecho más que confirmar la exactitud del panteísmo en todos sus diversos órdenes. De ahí que no falte razón a las autoridades científicas que proclaman al filósofo como padre espiritual de toda ciencia moderna.
Lavoisier, al fundar la física moderna por medio de su trascendental descubrimiento de la constancia de la fuerza, dejó implícitamente demostrado el panteísmo en la física, así como en la química lo dejó también demostrado Robert Mayer con su no menos trascendental descubrimiento de la constancia de la materia. Laplace y Kant, descubriendo el verdadero génesis del Universo, lo mismo que Newton, sorprendiendo las leyes que lo rigen, hablaron también en el lenguaje del panteísmo.
Herbert Spencer se hace acreedor a la gratitud del mundo científico al unir, como afluentes de un mismo río, que son, la biología de Darwin con la filosofía de Spinoza, dando así origen a la sociología moderna. Pues es de observar que el panteísta se adelanta a su tiempo el establecer un sistema filosófico en que habían de encajar maravillosamente, dos y medio siglos más tarde, las teorías de Darwin, haciendo con ello exclamar a Haeckel, gratamente sorprendido: "La claridad, seguridad y lógica del sistema monista de Spinoza es tanto más de admirar, cuanto que a este formidable pensador de hace doscientos cincuenta años, le faltaban los principios empíricos y exactos que nosotros hemos adquirido en la última mitad del siglo XIX"...
He ahí algo curioso: Spinoza fue el primero en fundamentar la filosofía en las matemáticas, y Einstein el primero en fundamentar las matemáticas en la filosofía. Spinoza hizo de la filosofía una ciencia exacta, en tanto que Einstein hizo de las ciencias exactas (las matemáticas) una filosofía, es decir, una ciencia compleja. La idea del mal, que anteriormente era considerada como verdad matemática, con Spinoza pasó a ser una relatividad. Del mismo modo Einstein hizo una relatividad de las ciencias exactas y con ello nos ha hecho pensar que si hasta las matemáticas son de valor relativo, todo concepto filosófico, cual es la idea del mal, con más razón tiene que serlo.
Los que niegan las ventajas prácticas de las especulaciones filosóficas, no deben olvidar que gracias a las Ciencias que tienen por base el monismo o sea el panteísmo, el mundo ha alcanzado ventajas de moral prácticas tan grandes, como no lo soñaron los mismos moralistas dualistas, quienes predicando moral desde el punto de vista puramente sentimental, han debido cerciorarse de lo lento que se marcha con tal sistema... El moderno concepto de la antropología criminal y que implícitamente tiene su base en el panteísmo o monismo, lenta, pero firmemente, ha venido modificando el código penal en todos los países civilizados, emprendiendo así una campaña con éxito cada vez más creciente, hacia la paulatina eliminación del castigo. Y si ese éxito continúa, como necesariamente tendrá que suceder, si es que el progreso ha de continuar su marcha evolutiva, tendremos que al fin se impondrá en el mundo la filosofía del perdón que tan noblemente, pero con tan poco éxito, predicara Jesús de Galilea.
El día en que el perdón llegue a imponerse definitivamente en el mundo, será, antes que todo, debido a la obra espinosista que nos enseña a comprender el destino... Es solamente a través del racionalismo espinosista que el sentido del verdadero cristianismo podrá imponerse en el mundo.
 
 
LA RELIGIÓN
 
Los voceros del fanatismo religioso han acusado a Spinoza de ateísmo; de ser "el más impío de los herejes", para hablar en los términos en que se expresaba uno de sus contemporáneos. La verdad es que si el autor de la "Ética" niegan la existencia de un Dios personal; de un Dios que no sea la Naturaleza misma, en cambio nadie, como él, ha demostrado más racionalmente la existencia del principio universal de todas las cosas. Para tratar de demostrar la existencia de Dios, los teólogos se han basado en milagros y en tradiciones, presentando así los argumentos menos consistentes que se pueda dar. Para demostrar lo mismo, Spinoza se sirve únicamente de la lógica, y es tal su originalidad, que llega a emplear matemáticas para explicar la naturaleza de Dios, y a utilizar la geometría para resolver problemas tan complejos como el del libre albedrío. (...) En resumen diremos que si Spinoza no fue nunca debidamente comprendido, no obstante ello el movimiento intelectual moderno, en todos sus diversos aspectos, está implícitamente basado, como vimos, en la filosofía del panteísta, pues ese movimiento ha servido para confirmar dicha filosofía.  Y esta última ha servido también para demostrar la razón de los principios espiritualistas proclamados por Buda, Zaratustra, Jesús y demás ungidos, sobre el amor al prójimo. Esos principios, cuya importancia ha venido a menos cada día más hasta llegar a lo que son hoy, esto es, simples fórmulas teológicas, terminarán al fin por desaparecer, aun como tales, si la humanidad no se apresura a tratar de comprender el destino asegurando así, definitivamente, el triunfo a la filosofía del perdón proclamada por Jesús. Como lo declaran teólogos eminentes, el espinosismo es el complemento del cristianismo, lo que quiere decir que las prédicas de Jesús no lograrán imponerse definitivamente hasta que la humanidad no haya acabado de comprender la filosofía de Spinoza, que es la única que le da a aquella una base verdadera. 
 
 
EL PANTEÍSMO
 
La idea panteísta nos viene de tiempo inmemorial: Todas las más antiguas civilizaciones la reconocen, particularmente las de los egipcios, los hindúes, los persas, los chinos, los griegos, etc. De manera especial en el Upanishad Kandogia, una parte de los Vedas, se hace una extensa exposición del panteísmo. En el mundo moderno fue Benedicto Spinoza el primero en reconocer el panteísmo, convirtiendo a éste, a la vez, en el más vulnerable, sintético y consecuente sistema filosófico que se conoce. Sin embargo, hay que recordar que antes que Spinoza, existió otro gran panteísta: Giordano Bruno, y antes que éste, está Leonardo da Vinci, quien sintetiza dicho sistema en esta frase: El mundo es un perfecto organismo. Esta frase encierra los tres postulados del panteísmo así: 1 ) Todo en el mundo, Dios, los hombres, la Naturaleza entera, forman una sola, perfecta e indivisible unidad. 2 ) Consecuentemente, siendo todo parte de Dios y, por lo tanto perfecto, se sigue que el llamado "mal" no existe en realidad, pues es sólo una relatividad, y aun el sufrimiento, el dolor, es necesario aunque en nuestra ignorancia no lo comprendamos así. 3 ) Todo el mundo es la obra de Dios, o sea el Destino. Consecuentemente, no existe voluntad libre, tal cual se lo imagina la mayor parte de la gente. Estos tres postulados son la trípode en que descansa todo el sistema panteísta. Por lo tanto, hay que aceptar o rechazar dichos tres postulados juntos, pues si se rechaza uno solo de ellos, los otros dos serían inexplicables.
Los dioses de todas las religiones, especialmente el Dios bíblico de los judíos y cristianos, carecen de base lógica y sólo se han podido sostener gracias a la superstición que hoy predomina en el mundo. Pero, ante la lógica imparcial, resulta absurdo un Dios a quien al hacerlo semejante a nosotros, le atribuimos figura de primate o simio. Y lo que es aun peor, al atribuirle nuestras propias condiciones espirituales, lo hacemos vengativo, cruel, iracundo, etc. Bien lo expresa Paul Lafargue: "Dieu n`est pas le créateur, mais la créature de l`homme". Nada más cierto: todos los dioses tienen los mismos vicios y las mismas virtudes de los pueblos que los inventaron. (...) En cambio el concepto panteísta de Dios es completamente racional, ideal. Ese dios no tiene formas físicas y su espíritu es la esencia misma de la Voluntad Infinita. Todas las cosas de esta vida, aunque nos parezcan separadas, son una sola. Consecuentemente, no hay un dios fuera de la naturaleza, pues Dios es la naturaleza misma...
Algo semejante pasa con el alma, porque así como a los menos preparados nos parece que Dios y el mundo son dos cosas distintas, así también nos parece que materia y espíritu, no solamente tienen nada en común, sino que se rechazan mutuamente. Hay que comenzar diciendo con San Agustín, que "el cuerpo es también una creación divina". (...) En realidad, como lo he dicho otras veces, el materialismo y el espiritualismo tendrán que hacerse mutuas concesiones, si es que quieren ser útiles a la humanidad. Los extremos son viciosos, y sólo el panteísmo es el que podrá ponerle remedio a esos extremismos que jamás lograrán llevarnos a la verdad. El problema panteísta hay que enfocarlo con gran imparcialidad y libre de todo prejuicio. Espronceda, uno de los más inspirados poetas españoles, y acaso el más profundo de todos, en su famoso poema "El Diablo Mundo", critica así a los filósofos dualistas:
"Y a nadie asombre que afirmar me atreva
que siendo al alma la materia odiosa,
aquí, para vivir en santa calma,
o sobra la materia o sobra el alma".
 
No, poeta: aquí no sobra nada, sino que más bien falta al mundo sesos para comprender el panteísmo. Ya veremos que al comprenderlo, desaparecerán todas las discrepancias.
La antropología nos ha demostrado hasta la saciedad que todas las que denominamos perversidades, como el odio, la venganza, la iracundia, etc., fueron una vez virtudes en nuestros antepasados, pues fue debido a ellas que pudieron sobrevivir en la lucha por la existencia. (...) Mas, a medida que adelanta la humanidad y se aleja de la idea de las agresiones y las violencias, esas perversidades o virtudes (o como se las quiera llamar), cual las tetillas en el hombre y los músculos en las orejas, van siendo cada vez menos necesarias. De modo que cual dichos músculos, también el odio, la venganza y demás perversidades son realmente resabios del pasado. Obsérvese que a medida que pasa el tiempo, van siendo menos necesarias, y que a medida que van siendo menos necesarias, se van disminuyendo y nos van pareciendo cada vez más malas, más inmorales. (...) Más adelante hablaremos también de la necesidad de las enfermedades agudas que, como las tempestades en las montañas, podrán ser algunas veces peligrosas y hasta desagradables, pero siempre han sido beneficiosas para regenerar la naturaleza. Bien y mal son relatividades, pues están en el tiempo y en el espacio. Ayer fue bueno lo que hoy es malo. (...) En la altamente civilizada Grecia de Pericles, se mataban, al nacer, los niños que venían al mundo defectuosos. Hoy hacer eso sería un crimen. (...) El solo hecho de que la ley, las costumbres, sean distintas en los diversos pueblos y en las diversas épocas es ya prueba suficiente de que la moral es relativa. Filosóficamente, el llamado "mal" es solamente una relatividad, como lo demostró el panteísta. (...) Esto en cuanto a la moral. Ya trataremos el problema de la voluntad libre, que está estrechamente unido al de la relatividad del mal.
Conviene repetir aquí que para el estudio del panteísmo es preciso tener en cuenta la importancia de sus tres postulados: 1 ) Dios y toda la naturaleza  son una sola unidad. 2 ) El mal es una relatividad. 3 ) No existe tal voluntad libre en el hombre individual. Lo que por tal cosa tenemos es sólo una ilusión; algo relativo. Esos tres postulados hay que aceptarlos juntos, pues al rechazar uno solo de ellos, los otros resultarían paradójicos. Mas los tres, unidos, constituyen el principio filosófico más exacto, sintético e invulnerable que jamás haya existido.
 
 
 

miércoles, 22 de abril de 2015

Timeo (Platón [428 a. C. – 347 a. C.] )

"En Egipto hay una provincia llamada Saítica", dijo Critias, "situada en el Delta, en cuyo vértice la corriente del Nilo se divide. La ciudad más grande de esta provincia se llama Sais –en donde también fue rey Amasis (Amasis II, faraón de la XXVI dinastía)– y entre los habitantes de la ciudad se venera a una diosa que es considerada patrona; en la lengua egipcia se llama Neiz, mientras que en la griega, según palabras de aquéllos, se llama Atenea. Dicen que son muy amigos de los atenienses y que, de alguna manera, también son parientes suyos. Solón dijo que fue muy bien agasajado por aquéllos y que llegó a ser muy ilustre entre ellos, y que cuando preguntó en una ocasión sobre hechos antiguos a los sacerdotes más sabios, pudo descubrir que ni él mismo, ni ningún griego, por así decirlo, era entendido en tal clase de asuntos. En una ocasión quiso inducirlos a conversar sobre hechos antiguos, y empezó a hablar de los más antiguos de esta manera: sobre Foreneo, que se dice fue el primer ser, y sobre Níobe; contó el mito de Deucalión y Pirra y cómo vivieron después del diluvio, estableció su genealogía, y probó a contar los años recordando con precisión los que vivió cada uno de los que nombraba. Entonces, uno de los sacerdotes más ancianos le dijo con destreza: "¡Ay, Solón, Solón!, los griegos siempre sois niños, no hay un griego viejo". Tras escucharlo Solón le dijo: "¿Por qué dices eso?". El anciano le contestó así: "Todos sois jóvenes de espíritu pues no tenéis en él un antiguo parecer transmitido a través de una antigua tradición ni un conocimiento envejecido por el tiempo. La causa de esto es que ha habido y habrá numerosas destrucciones de hombres por muchos motivos, la más grande por fuego y agua, otras más pequeñas por innumerables causas. Entre vosotros se dice, en efecto, que en una ocasión Faetón, el hijo de Helios, tras enganchar el carro de su padre y por no ser capaz de guiarlo por el camino que hacía su padre, quemó por completo todo lo que había sobre la tierra y que él mismo pereció siendo aniquilado por un rayo. Se dice que esto tiene forma de mito, pero lo cierto es que es un cambio de los objetos que marchan alrededor de la tierra en el cielo y una destrucción a largo plazo de lo que está situado sobre la tierra con mucho fuego. Entonces, cuantos viven en los montes y en lugares altos y secos, perecen más que los que viven junto a los ríos y el mar. El Nilo, salvador nuestro en otras cosas, nos salva también entonces liberándonos de esa desgracia. Pero cuando los dioses purifican la tierra  inundándola con agua, se salvan los que viven en los montes y los que se encargan de apacentar el ganado. En esta tierra ni entonces ni en otro tiempo anterior, el agua fluye desde arriba sobre la tierra; lo que ocurre es justamente lo contrario, todo brota desde abajo hasta arriba. Por ello se dice que lo que se ha salvado aquí es lo más antiguo. (...) La genealogía de los vuestros, Solón, que acabas de establecer apenas se diferencia de las leyendas de los niños. En primer lugar porque recordáis un solo diluvio de los muchos que se han producido antes; además de esto, no sabéis que la estirpe mejor y más noble de los hombres se ha engendrado en vuestro país, de los cuales procedéis tú, vuestra ciudad y todo lo vuestro actualmente porque sobrevivió una pequeña semilla. Y se os olvidó porque durante muchas generaciones habéis sobrevivido sin conocer las letras..."
 
Solón dijo que se había quedado admirado y que tenía muchos deseos de que se tratara a continuación por parte de los sacerdotes de rigor todo lo relacionado con los antiguos habitantes de la ciudad. Así, pues, el sacerdote le dijo:
"Nada impide, Solón, que te lo cuente, por ti y por vuestra ciudad, y especialmente por la diosa que tomó vuestra ciudad, la alimentó y la educó, primero a la vuestra hace mil años, tras tomar la semilla de Gea y Hefesto, a ésta después.
(...)
Numerosos y grandiosos han sido los hechos de vuestra ciudad, aquí escritos, que causan admiración; pero de todos ellos hay uno que sobresale por completo en importancia y mérito. Efectivamente nuestros escritos cuentan cómo vuestra ciudad aniquiló en una ocasión una fuerza que marchaba con soberbia sobre toda Europa y Asia juntas, tras partir desde fuera, desde el mar Atlántico. Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis, según decís, columnas de Heracles. La isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ella era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que está justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano. Esa parte, que quedaba dentro de la desembocadura de la que hablamos, parece que tenía un puerto estrecho que servía como entrada. Aquello era realmente un mar, y la tierra que lo rodeaba podría llamarse con total precisión continente. En esta isla Atlántida se formó una grandiosa y admirable potencia integrada por reyes que dominaban toda la isla, otras más y algunas zonas del continente. Además de esto, gobernaban sobre los que vivían en el interior de Libia (en la antigüedad Libia abarcaba toda la parte de África que estaba situada al oeste de Egipto) hasta Egipto, y de Europa  hasta Tirrenia (parte central de Italia así llamada por los griegos). Toda esta potencia, tras concentrarse en una sola, intentó en una ocasión esclavizar vuestra tierra, la nuestra y la que está situada dentro de la desembocadura en un solo ataque. Fue entonces, Solón, cuando la fuerza de vuestra ciudad llegó a ser manifiesta a todos los hombres en virtud y en poder. Pues aventajó a todos en coraje y en el arte de la guerra; en algunos momentos estuvo al frente de los griegos, en otros,  ella misma se quedó sola por necesidad cuando los otros se apartaron. Estuvo expuesta a los peligros más extremos, erigió un trofeo tras vencer a los atacantes. Impidió que fuesen hechos esclavos los que aún no lo eran, y a todos los otros, los que vivimos en el interior de las columnas de Heracles, los liberó generosamente.
En el tiempo siguiente sobrevinieron un violento seísmo y un cataclismo; sucedió durante un día y una noche terribles, y toda vuestra casta guerrera se hundió bajo la tierra, y la isla Atlántida tras hundirse de igual manera bajo el mar, desapareció. Por ello ahora el mar de allí es inaccesible y desconocido, teniendo como obstáculo el lodo de muy poca altura que la isla asentada produjo".