martes, 6 de diciembre de 2011

Filosofía Vedanta y liberación humana ( Dr. Juan Carlos Giménez)

"La filosofía Vedanta no renuncia al mundo. Es cierto que la renuncia a él llega en esta filosofía a las cumbres más sublimes; pero entendámonos bien, se trata de una renuncia muy especial y muy específica, se trata de renunciar al mundo tal como lo concebimos, tal cual lo conocemos, tal cual se nos aparece; a este mundo creado por la mente, a este mundo de excesos trágicos, depredación y homicidios, a este mundo inmisericorde de engaño, traición, envidia e ira, es al que hay que renunciar. Este mundo en el que vivimos es un mundo de fabricación casera, es moneda de nuestro propio peculio, producto de nuestra propia imaginación.
(...)
Advaita quiere decir: no-dualidad, esto es, que no hay dos sino Uno: sin embargo, postula al mismo tiempo, que lo Absoluto se manifiesta como múltiple a través del velo del tiempo, el espacio y la causalidad. Pareciera entonces que hubiera dos entidades: por un lado lo Absoluto y por el otro Maya, o sea, el conjunto temporo-espacial-causal. Advaita afirma, sin embargo, que no hay tal dualidad: ella es sólo apariencia. (...) Para que existieran dos entidades, debiera admitírselas independientes e incausadas; pero tiempo, espacio y causalidad, no son ni una cosa ni la otra. Ninguna de estas intangibles categorías es enteramente independiente. El tiempo, por ejemplo, varía según nuestros estados mentales. Si estamos impacientes, el tiempo se niega a pasar; si estamos satisfechos, vuela. Nuestros estados mentales son los que determinan el flujo cronológico. (...) Tampoco espacio y causalidad pueden existir independientemente. En realidad, son –con el tiempo– categorías mentales que posibilitan el conocimiento de otras entidades; pero no tienen existencia por sí ni ante sí. No son objetos "en sí". ¿ Cómo concebir el espacio abstracto? –Imposible–. es como una entidad anónima, oscura, inasible, intangible, que se pulveriza en nuestra imaginación. Sin relacionar el espacio con límites o dimensiones, no es posible concebirlo. Ocurre lo mismo con el tiempo, debemos tomar dos acontecimientos: uno que antecede y otro que sucede. El tiempo abstracto tampoco es concebible. La causalidad depende, desde luego, del tiempo y del espacio y, por lo tanto, tiene la misma naturaleza que éstos y como éstos, es inconcebible desde una óptica abstracta. Así, pues, estas tres categorías mentales (tiempo, espacio y causalidad), son como sombras efímeras que flotan alrededor de las cosas, para que nuestros sentidos puedan captarlas; pero se desvanecen en la nada apenas queramos asirlas. A través de ellas se manifiesta el Universo, mas, por sí mismas, no tienen existencia real. Según Advaita, ellas son las que constituyen Maya.
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Existen en Advaita, cuatro conceptos fundamentales; el primero relacionado con la naturaleza (Maya); los tres restantes, con el espíritu (Brahman, Saguna Brahman y Jiva).
1.–Maya.– Dice Shankaracharya que el mundo exterior es irreal, mas no caótico. Sus vestiduras empíricas nos lo muestran como un cosmos, sujeto a un orden temporal, espacial y causal. Es verdad que está en continuo cambio, no obstante lo cual, supone un elemento permanente. Existe una unidad en la diversidad (Uni-Verso). Podemos concebir al cosmos a través de dos etapas: la primera, en que la diversidad está latente y la segunda, en la que se exterioriza o manifiesta. (...) Maya es el origen de todo lo orgánico y lo inorgánico, que se proyecta en el mundo relativo como una realidad. Ella no existe ni deja de existir, sino que es el principio de la ilusión cósmica y sus productos son apariencia respecto de Brahman.
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¿Qué significa que el mundo no exista? ¿Qué significa que todo cuanto nos rodea no es más que la apariencia ilusoria de Maya? Significa que nada tiene existencia absoluta y que tan sólo existe con relación a nuestros sentidos y nuestra mente. Sólo es real aquello que es infinito, eterno e inmutable. ¿Qué realidad podemos asignarle a un trozo de arcilla, cuando tarde o temprano será desintegrado por el tiempo? ¿Qué realidad puede tener este entorno de cosas que nos rodea, cuando hoy es y mañana no será? Ni la arcilla ni el entorno tienen real existencia, en la medida en que están en el espacio, en el tiempo y sometidos a un orden causal. Es claro que tampoco se les puede considerar inexistentes en cuanto tienen cierta utilidad práctica y cierta entidad en nuestra vida. No serán lo Absoluto, pues nada puede concebirse fuera de él; pero, a nuestro nivel individual, "algo", sin duda, son.
–¿Y qué son?– Pues son "esto", lo que son; el mundo tal cual se presenta a nuestros sentidos y a nuestra mente; el mundo de los nombres y las formas; el mundo del tiempo, del espacio y de la causalidad. Desde el punto de vista paradojal, podemos decir que Maya "es" y "no es" al mismo tiempo. "No es", en cuanto no es lo Absoluto; "es", en cuanto tiene cierto género de realidad, "existe" de alguna manera.
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¿Acaso nuestra vida entera no es una contradicción, un tremendo absurdo, una mezcla excluyente de existencia e inexistencia? En el conocimiento se da claramente esta contradicción. El hombre cree llegar a saberlo todo y por eso se entrega de lleno a la ciencia y a la técnica. Los nuevos dioses del mundo son el cientificismo y la tecnología. Sin embargo, cuando el hombre choca con las grandes incógnitas de la existencia, un muro infranqueable le cierra el paso y cae atrapado en un círculo del cual no puede salir. Su mente es la cárcel misma y aunque lo desea con toda su alma, no puede salir de ella. Los grandes laboratorios y los brillantes productos de la técnica, ya no le sirven. Pero he aquí la contradicción: para trascender la mente tiene que abandonar precisamente sus deseos. Cada latido de su corazón le reclama ser egoísta y sin embargo, nada logrará mientras no deje de serlo. Deseo y egoísmo; he aquí el bagaje con que el hombre parte en busca de su salvación. Mediante él, pretende trascender la mente y conocer la Realidad Última;  pero precisamente es él quien le impide tal propósito. Así es la vida, una contradicción, una paradoja, un continuo avanzar y un continuo retroceder."